domingo, 23 de enero de 2011

CAPÍTULO TRES.


Una mañana de Septiembre, a primera hora de clase en un instituto.

Triana pone el móvil en silencio y lo guarda en su mochila. Acaba de sonar el timbre. Esta sentada en un pupitre de las últimas filas, ya que las primeras están todas ocupadas por otros chicos y chicas que se conocen de cursos anteriores. Toda la clase revolotea y hay pequeños grupos dispersos hablando de diferentes temas de conversación, en general del verano. Sin embargo, ella no tiene con quién hablar. Nadie se ha acercado a conocer a la ‘chica nueva’.
De pronto, entra la profesora.

- Sentaros chicos, venga, empecemos bien el curso. – Dice mientras se dirige a su mesa.

Qué extraño, Elia aún no ha llegado. Es cierto que esta mañana no la ha despertado, pero porque en teoría estaban enfadadas. Parece ser que su despertador fue el único que funciona en su casa, ya que ni su padrastro ni su madre se habían despertado a las siete. Se levantó ella sola, desayunó, se vistió y salió disparada en la moto hacía el instituto. Y en realidad, le ha sobrado tiempo. Seguro que Elia le guardará rencor por no haberla despertado, pero no le importa. Triana habría dado lo que fuera por ver su cara de sorpresa al darse cuenta que no llegaba a tiempo al instituto, se lo tiene bien merecido. Si quiere ir a malas con ella, lo lleva claro.

La profesora se presenta. Está hablando de las nuevas instalaciones que ha incorporado este año el instituto. De pronto, se abre la puerta. Entran tres chicas riendo y hablando. Triana las mira con detenimiento; por un momento creía que entre ellas estaba Elia. Seguro que en futuro serán sus amigas, son exactamente como ella.

- Vaya… Carolina, Alex y Julia. – Dice la profesora, dejando atrás el discurso del que estaba hablando- ya os echaba de menos, chicas.
- Es un sarcasmo, ¿no? – Le susurra Alex a Julia.
- Buenos días, Ester. – Responde Carolina en defensa de sus amigas, dirigiéndose a su profesora- Sentimos mucho llegar tan tarde, es que… Había un tráfico…

La clase ríe. Todos saben que no ha sido culpa del tráfico el hecho de que hayan llegado tarde.


Ya, claro. Como no, Carolina, tú siempre tan ingeniosa. Anda, sentaros en vuestros sitios. Yo mientras, iré a por unos papeles que se me han olvidado en el departamento. Esperarme y no hagáis mucho ruido.

Las tres chicas se dirigen a la fila en donde está sentada Triana. Hay cinco asientos, pero cuatro ya están ocupados. Julia se sienta en el que está libre. Al lado de Triana hay una chica con gafas, tiene pinta de ser inofensiva. Carolina se le acerca, le susurra un par de cosas en formato de amenaza y ésta, se levanta rápidamente y se cambia de sitio. Alex se sienta en el que acaban de dejar libre. Toda la clase contempla a Triana. Saben que Carolina va a ir a por ella, va a echarla de ese sitio para que ella pueda sentarse con sus amigas. Se le acerca, segura de sí misma. Cree que impone, pero no, a Triana no le intimida en lo más mínimo que una niña tonta le amenace.

Vaya, tú eres nueva. – Susurra sonriente Carolina.
- Así es.
- Pues bonita, si quieres empezar bien en este instituto, yo que tú me iba cambiando de sitio.

Toda la clase resopla. Hay mucha tensión. Carolina se encuentra de pie, sonriente. Sabe que la gente le va a apoyar a ella. Triana se levanta, y justo cuando Carolina cree que le va a ceder el sitio, se sienta encima de la mesa, muy cerca suyo; cara a cara. La mira fijamente, sonríe con seguridad y susurra:


O si no, ¿qué?

Carolina está confusa. No esperaba una contestación de ese tipo. Nadie nunca se había atrevido a contestarle de ese modo.
‘Vaya, qué valor tiene la nueva’ comenta la clase, todos están impresionados. Incluso Alex y Julia. Carolina mira a los lados, ve que en segunda fila, rodeada de empollones, hay dos asientos libres. Triana sonríe, y vuelve a sentarse en su asiento.


Yo que tú, andaba con más cuidado. – Le dice al fín a Triana.
- Qué amable, gracias por el consejo. Pero, yo que tú, me iba a ese asiento de ahí que tienes libre; por que desde luego que a mí no me vas a mover. – Sonríe.

Carolina camina hacía su nuevo asiento. No puede creerse lo que acaba de pasar. Pero tiene que vengarse de esa chica, de la cuál no conoce ni su nombre.

La profesora entra y se queda asombrada al ver que Carolina no se ha sentado junto a sus dos principales amigas. Triana está sonriente, muy orgullosa de sí misma. Le gusta poner a la gente en su sitio; nadie es nadie para mandarle a ella. Y mucho menos una niña tonta. Tal vez, los años anteriores, esa tal Carolina hubiera triunfado y sido la reina del instituto, pero ahora, al menos con ella, no sería así. Las cosas van a cambiar mucho tras su llegada a este nuevo instituto.


Una mañana de Septiembre, en los baños del instituto.

Elia nada más llegar al instituto, entra en los baños. Se lava la cara, tiene un aspecto terrible. Se peina con las manos el pelo. Son las nueve y cinco de la mañana, ya ha llegado tarde, así que decide arreglarse un poco y por lo menos, que la gente tenga una buena impresión. Se mira un par de veces en el espejo. Sí, ya está, perfecta. Se guiña un ojo a sí misma y sale del baño. Camina por los pasillos del instituto, aunque no sabe muy bien a donde va. Acelera el paso, se está poniendo muy nerviosa. De pronto, nota una mano sobre su hombro. Se gira asustada, pero se calma al ver que es un chico. Un chico guapo.


Hola. – Dice sonriente. - ¿Te has perdido?
- Hola. – Contesta tímida. – La verdad es que sí. Es mi primer día, y encima de llegar tarde, no sé ni a dónde he de ir.
- Primer día tarde, interesante. Déjame adivinar, vas a primero de bachillerato, ¿no? Dieciséis años.
- Exacto. – Contesta sonriente, el chico es gracioso. - ¿Los aparento?
- Oh, yo más bien te pongo unos diecisiete.

Se produce un silencio. Ambos sonríen. Elia no tiene ni idea de quién es, pero quiere conocerle, le ha caído bastante bien. Es guapo, moreno, alto, lleva un gorro, unos pitillo, y unas vans. Tiene un estilo un poco skater, pero es muy atractivo.


Por cierto, me llamo… - Susurra Elia, pero justo entonces, se escucha la voz de un profesor.
- ¡Marcos! ¿Qué haces aquí, en los pasillos? – Dice mientras se dirige a ellos. – Las clases empezaron hace diez minutos.
- ¡Julián, hombre! – Contesta Marcos sonriente, dirigiéndose a su antiguo profesor de Matemáticas. - ¿Cómo ha ido el verano?
- No no, déjate de tonterías, luego hablaremos. – Contesta sonriente. – Ahora más te vale ir a clase. Y a usted señorita… - Dice dirigiéndose a ella.
- Elia, soy Elia.
- Ah, pues Elia. ¿No deberías estar en clase?
- Si, pero es que soy nueva… Y… No sé dónde está mi clase, primero de bachillerato.
- En tal caso, no se preocupe señorita. Yo le acompañaré. Y tú, Marcos, anda, ve a tu clase… Que para un año que te queda en este instituto, no lo vayas a fastidiar.


Marcos sonríe y se dirige a segundo de bachillerato, su clase actual. Se despide de Elia con la mano. Gúau. ¡Qué chica tan espectacular! Tenía una sonrisa preciosa, y a pesar de lo breve que ha sido su conversación han tenido una conexión muy peculiar. Pero él está saliendo con Carolina desde hace siete meses, aunque no es que la cosa vaya muy bien. Se podría decir que es un poco calzonazos. Pero está enamorado, y eso es irremediable. Se detiene y lo piensa un momento. ¡Vaya! Elia ahora va a clase de su novia, Carolina. Quizás incluso se hagan amigas; tenían estilos muy parecidos. Suspira y entra en su clase.

Mientras, Elia camina junto a Julián por los pasillos del instituto.
- Es esa de allí. – Le dice señalándole una puerta amarilla.
- Vale, muchas gracias. – Contesta sonriente.

Se asoma por la ventanita. La profesora está hablando de algo, pero Elia le interrumpe al llamar a la puerta. Un chico se levanta y le abre. Elia entra.


- Hola, buenos días. Siento el retraso. – Dice tímida.

Alex, Carolina y Julia se miran y ríen. La chica de la que antes hablaban resulta ir a su clase, vaya, qué casualidad. Las miradas de Triana y Elia se cruzan, ambas se sonríen. Tal vez solo sea por quedar bien, en cualquier caso, más tarde comentarían lo que ha sucedido esta mañana.


No te preocupes… - La profesora mira la nueva lista de nombres con las fotos de los alumnos. Compara un par de veces la foto de una tal ‘Elia Olmos’ con la chica nueva que acaba de entrar por la puerta. - ¿Elia?
- Sí, Elia Olmos. - Afirma.
- Ah, bien. Así nos ahorramos presentaciones. Clase, este año hay dos chicas nuevas. Elia Olmos y… -De nuevo consulta su lista- Triana Forment.

Triana sonríe desde su asiento.


Espero que las acojáis bien. – Dice la profesora.
- ¿Lo dudabas? – Pregunta irónica Carolina, con una mirada desafiante hacía Triana, la cuál le sonríe amargamente.
- Adelante, Elia – dice Ester- puedes ocupar el asiento libre junto a Carolina.

Elia obedece a su profesora y se sienta en la segunda fila, al lado de Carol. Se fija en ella. Es muy guapa, y viste muy bien. Quizás puedan ser amigas. Se cruzan sus miradas, sonríe y se presenta.


Hola, soy Elia. – saluda sonriente.
Carolina resopla. ‘Qué coñazo’, piensa.
Hola. Yo Carolina, aunque es algo lógico.

Elia sabe con qué tipo de persona está tratando; ella en su antiguo instituto se comportaba prácticamente igual. Y sabe qué es lo que tiene que hacer para caerle bien, ha vivido esa situación. Así que simplemente susurra:


Encantada de conocerte.


Una mañana de Septiembre, en la penúltima fila de primero de bachillerato.

Allí se encuentra Aron. Observando detenidamente a Elia. Nunca había visto nada tan bonito. Es… Es todo lo que ha estado buscando tanto tiempo. Tiene muy claro que quiere conocerla; y lo va a hacer. Esa misma tarde se presentará, y se ofrecerá para enseñarle el colegio.
Sin embargo, la otra chica nueva, Triana. Ella también tiene mucho carácter, le gusta. Ninguna se ha fijado de momento en él, pero lo harán. Al llegar al instituto ha sido sensacional. Nadie le reconocía. Muchas chicas se han acercado a darle la enhorabuena, por haber cambiado tanto.
De echo, en lo poco que llevan de clase, ya se han creado rumores de que alguna que otra chica se ha enamorado de él. Un flechazo. ‘Lo que hace el verano.’ Piensan todas.

Pero él tiene muy claro lo que va a hacer. Sólo tiene que escoger a una de las chicas nuevas: Triana o Elia, y atacar.

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