viernes, 28 de enero de 2011

CAPÍTULO CINCO.

Una mañana de Septiembre, en una pequeña casa de Inglaterra.

Vicky relee un par de veces la carta que le va a mandar su prima Carolina. Corrige algunas faltas de ortografía, dibuja unos cuantos corazones por los alrededores y finalmente, la mete en un sobre sonriente.

¡Cuánto echa de menos a su primita! Desde que se fue a vivir a una familia de acogida en Inglaterra, hace dos años ya, no la ve. Y solo se han podido comunicar mediante cartas y escasas veces por el ordenador. La última vez que la vio, tenían catorce años. Y lo cierto es que ambas se echan bastante de menos. Pero pronto, todo eso cambiará.

Por que la estancia de Vicky en Inglaterra, va a terminar. Mañana estará en España. Navarra. Tudela. Junto a Carolina, como en los viejos tiempos. Además, cree recordar que sus padres le comentaron que ya no quedaban plazas en el que era su antiguo colegio; por tanto probablemente Vicky tenga que ir al mismo instituto de su prima, y no solo eso, si no que también a su misma clase.
¡Por fin juntas! Se muere por abrazarla. Son como hermanas, almas gemelas.

Está segura que Carolina le presentará a sus amigas y la integrara muy bien en su nuevo instituto.  
Vicky baja a la planta baja de su casa Inglesa. En la puerta principal ya está preparada su maleta. 

Sonríe.

Va a echar de menos Inglaterra, lo admite. Dos años es mucho tiempo, y han sido increíbles. Ha conocido a un millón de chicos y chicas, ha aprendido muchísimo inglés, ha crecido, se ha responsabilizado, ha echado de menos a mucha gente, ha ido de fiesta, de compras, ha tenido una vida completamente diferente a la que solía tener en España. Pero a partir de mañana todo eso acabará. Tendrá fin.

Recuerda como era su antigua casa de España. Sencilla, humilde, pero acogedora. Y su madre le dijo que cuando volviera de Inglaterra estaría completamente reformada. ¡Tiene unas ganas inmensas de ver su nuevo hogar!
Recuerda tantas cosas, que se emociona. Dentro de unas horas…, todo volverá a ser como antes.

De pronto suena el timbre. Vicky se extraña y se dirige a abrir la puerta.
¡Vaya, qué sorpresa! ¿Qué hacen allí todos sus amigos de Inglaterra?
- We will miss you a lot. – susurra Sofie, su mejor amiga de allí. 
“Te vamos a echar mucho de menos”… ¿Qué se cree? ¿Qué ella a ellos no? Ha conocido a gente maravillosa, y ahora todos ellos y ellas se encuentran detrás de la puerta de su casa, sonrientes. Más de uno va a llorar bastante esa noche.
- I will mis you too. – Contesta Vicky con los ojos llorosos.

Sofie la abraza y el resto de ingleses se unen al abrazo, o al menos los que pueden. Es increíble, se han reunido unos cien chicos y chicas que ha conocido a lo largo de estos dos años para despedirse de ella… ¡Y ni si quiera está arreglada!
Va en chándal, con un moño alto y con las zapatillas de andar por casa.

Todos sus amigos van entrando en la casa. Vicky, al verlos entrar, les detiene y rápidamente busca a sus padres de Inglaterra para pedirles permiso. Ellos sonríen y les ceden la casa a todos los adolescentes.

- This is your last day in England, enjoy it.
“Este es tu último día en Inglaterra, disfrútalo.”

Una mañana de Septiembre, en un pasillo del instituto.

- ¡Marcos, Marcos! – Grita Elia mientras corre detrás de Marcos. Él se gira. La ve.
- ¡Elia! – Dice sonriente. - ¿Qué tal tus primeras horas escolares en Tudela?
- Pues, bueno… No me quejo. ¿Y las tuyas?

Marcos ríe irónico. Finalmente contesta.

- Profesores, profesores y más profesores. Todos me odian.
- No tardarán mucho en cogerme manía a mí, ya verás. – Le contesta ella sonriente.
- Desde luego que si te ven hablando conmigo, te hablarán mal de mí.
- ¿Sí? ¿Y qué me dirían?
- Que soy un monstruito. O un pequeño diablo. Que no soy buena compañía, y que voy a hacer que te distraigas y suspendas.
- No creo nada de lo que has dicho. Yo les contestaré que están locos.

Marcos y Elia sonríen de nuevo.

- Lo están. – Dice mientras se rasca la oreja. – Y dime, ¿ya has hecho muchas amigas?
- ¿Bromeas? ¡Ni una sola! Lo intenté con una chica, me pusieron al lado suyo en clase, pero me ignoró la mayor parte del tiempo…
- Qué estúpida.
- Lo es. Se comportaba como si fuera una diosa, ni si quiera me miraba al hablarme.
- Pues no sabe que ojazos se perdía al no mirarte.

Elia se sonroja y Marcos sonríe.

- Bueno, ella también los tenía muy bonitos. Era muy guapa.
- ¿Y de qué le sirve ser guapa si es tonta?
- Tienes razón.
- Es que odio que las chicas se comporten de ese modo. Me resulta indignante, ¿sabes? Con ese comportamiento no se llega a ningún sitio, sin embargo, tú vas a llegar muy lejos, ya lo verás Elia. Para ser nueva no eres nada tímida, me has caído muy bien.
- Muchas gracias. La verdad es que tienes razón, no pienso perder tiempo con esa chica. Creo que me dijo su nombre, Caroli…

Pero antes de que termine la frase, se escucha un grito.

- ¡Marcos! – Grita una chica a lo lejos.
- Vaya, siempre nos interrumpen en mitad de conversación. – Le contesta a Elia. Luego se gira para ver quién le llama, aun que por la voz ya lo deduce; su novia, ex novia, o como quieran llamar a lo que queda de su relación.
Y está en lo cierto. Es Carolina, que corre hacía él desde el final del pasillo. ¡Vaya, desde Junio no se veían! Ambos han cambiado, para el buen sentido, claro.
Carolina le alcanza y pega un salto. Se sube a su caballito por delante, apoya las manos en su nuca y sus piernas las tiene alrededor de su cintura. Marcos le mira sonriente y ella le besa.
Tras ellos se encuentran Julia y Alex, que están discutiendo de algo mientras se acercan a ellos.
- ¡Como te he hechado de menos!– Grita Carolina mientras le besa de nuevo.
- Si, un montón… - Le susurra de manera irónica Alex a Julia. Las dos ríen.
- Yo a ti también, cariño. ¿Qué tal el verano? – Le contesta Marcos.

Carolina se sitúa en el suelo y le mira sonriente, rápidamente contesta:

- Fatal. Te he hechado tantísimo de menos, un montón de chicos me pidieron algo, pero, ¿sabes? Eres el único hombre la tierra que vale la pena.
- Yo tampoco he hecho caso a ninguna otra, ¡sería incapaz! Con todo lo que te quiero...
- Exacto. Mi conciencia estaría intranquila. – Miente Carolina sonriente.

Suena tan creíble. Parece que Carolina le ama de verdad. Pero no es así. A ella solo le importa tener a Marcos ahí siempre. Es un chico guapo y está loquísimo por ella, a veces, utilizar a la gente no es algo tan malo. Carolina gira la mirada. ¡Vaya! Al lado de Marcos está la chica nueva. ¿Cómo se llamaba? ¿Elia? ¿Y qué estaba haciendo hablando con “su chico”? No le gusta. Esa chica no le gusta en absoluto. Va a hablar seriamente con Marcos para que no establezcan ningún tipo de comunicación, y si lo hacen, tomará las medidas adecuadas.

- Hola, Elia. – Dice Carolina, fingiendo ser su amiga.
- Hola… ¿Carolina?
- Como si no lo supieras. – Susurra Carolina sonriente. Si esa tal Elia se pasa de lista, va a sufrir mucho.
- Perdona, no lo recordaba. Hola, Carolina.
- ¡Es cierto, vais a la misma clase! – Grita Marcos.
- Sí. ¿Y tú, de qué la conoces? – Pregunta enfadada Carolina.
- La conocí a primera hora, esta mañana. Nos encontramos en el pasillo.

Elia sonríe. Fueron los mejores minutos que ha pasado desde que llegó a Tudela.

- Ah, vale. Pues mira Elia, para que le conozcas más a fondo; este es mi novio Marcos. – Contesta con maldad Carolina.
- Ya lo sé, somos amigos, no te preocupes.
- No lo hacía.

Carolina sonriente se pone de puntillas y besa con comodidad a Marcos. Delante de Elia, para comprobar si está celosa. Alex y Julia contemplan la escena. Muchas veces, no entienden a su amiga Carolina. Si tuviera que elegir entre ángel o demonio, claramente escogería demonio. Ambas se acercan a Elia. Les ha parecido una chica interesante, y encima es bastante guapa. Tal vez encajen bien.

- ¡Hola! Yo soy Alex. – Le dice a Elia mientras le da dos besos.
- Y yo Julia. – Añade sonriente mientras imita a Alex.
- Encantada, yo soy Elia.
- ¿Qué tal? ¿Qué te parece tu nuevo instituto? – Pregunta Julia.
- Bueno, sinceramente.., es acogedor.
- ¿Con eso quieres decir que es pequeño?

Las tres ríen. Para Elia podría a ver sido una pregunta incómoda. Pero no lo ha sido en lo más mínimo, se siente bien con Julia y Alex.

- Bueno, con eso quiero decir que mi antiguo instituto de Madrid era bastante más grande, sí.
- ¿De Madrid? – Pregunta con admiración Alex - ¿Vivías allí?
- Así es, mi familia y yo nos hemos mudado a Navarra por motivos laborales. Ya sabéis, padres.
- ¡Qué alucine! Vivías en la capital de España… ¿Tú sabes lo que es eso?

Las tres se miran y responden a la vez:

- ¡Compras, compras, y más compras!

Ríen. “Qué maja es la nueva”, piensan Alex y Julia. Sin embargo, Carolina no piensa lo mismo. Está con Marcos, un poco más separada de ellos. Y está enfadada. ¿Qué hacen sus amigas hablando con Elia? En cuanto tenga oportunidad hablará con ellas seriamente. Ahora Marcos la esta agarrando de la cintura, pero ella le aparta las manos, ni si quiera le mira a la cara. Quiere escuchar de que hablan con Elia. Está interesada. Sin embargo, la voz de Marcos le impide concentrarse. Esta continuamente contándole algo, que ni si quiera le importa.

- ¿Puedes callarte un poco, porfavor cariño? – Le contesta Carolina mientras sonríe falsamente.

Marcos queda impactado y se aparta. 
¿Por qué Carolina le hace caso solo cuando a ella le interesa? 
De pronto, pasa por su lado Hugo.

- ¡Julia, Carolina! – Grita Alex. - ¡Mirar, rápido! ¡Es Hugo!

Las tres sonríen y corren tras él. De nuevo, solo quedan Marcos y Elia. Y Marcos está diferente a antes. ¿Triste? No, pero sí preocupado. Elia le mira.

- ¿Pasa algo? – susurra buscando sus ojos.
- Nada, nada. – Contesta él sonriente. Agradece que al menos Elia se preocupe por su estado de ánimo.
- ¿Seguro? Te veo un poco desanimado. Sé que nos acabamos de conocer, pero puedes contar conmigo para lo que quieras, de verdad. 
- Gracias Elia.
- De nada. Tu eres mi único amigo de momento aquí. Espero poder contar contigo también, ¿eh? -Dice sonriente mientras le pega un codazo, bromeando.
- Claro que sí. - Contesta Marcos, y esta vez sonríe.

Se hace un pequeño silencio. La verdad es que sí, Marcos está mal. Carolina le lleva loco. Y encima, le miente. Él sabe de sobra que este verano Carolina no ha pensado ni un solo momento en él. ¿Se cree que es tonto? Solo le falta ponerse un cartelito en el que ponga: “¡ME PONEN LOS CUERNOS!”
¿Por qué aguanta toda esta humillación? ¿Por qué tiene que hacerlo, aguantar continuamente a Carolina? Si en el mundo hay un millón de chicas más, y valen mucho más la pena. Como por ejemplo, Elia. Desde el primer momento que se conocen sienten algo especial.

- Gracias de nuevo. – Rompe el silencio Marcos. – Bueno, ¿de qué estábamos hablando? ¡Ah, sí, ya lo recuerdo! Estabas apunto de decirme quién era esa idiota que en clase te rechazó, la que no quiso ser tu amiga y te trato mal… ¿Quién decías que era?
- Nadie, no importa. – Contesta Elia sonriente.

Aun que en el fondo, en el momento en el que ha visto que Marcos besaba a Carolina, que eran novios, algo se ha quemado en su interior. Tenía un buen presentimiento, pero como desde primera hora de esta mañana, Carolina tuvo que fastidiarlo todo.

Una mañana de Septiembre, a la salida del instituto.

Suena el timbre. Por fin, el primer día de clases ha tenido fin. Aron rápidamente recoge los pocos libros que debe llevarse a casa y sale de clase. No se ha atrevido a mirar a Elia desde lo que pasó en el pasillo. Probablemente nunca más vuelvan a hablar. ¡Que estúpido ha sido!
Al salir, Eva se le acerca.

- ¡Aron! Chico, no te había reconocido. ¡Que cambió has pegado!

El chico sonríe con amabilidad.

- Muchas gracias, Eva.
- De nada, hombre. ¿Qué tal el verano?
- Pues muy bien, la verdad. ¿Y tú?
- Bah, como siempre. Con la familia. Sin ocasión de ligar mucho, pero se rumorea que tu sí, eh…

Aron se sonroja. Eva es su amiga desde la guardería. Siempre han ido juntos y han sido muy amigos, a ella nunca le ha importado que se rumorease que Aron era un bicho raro, por que son íntimos amigos. Y en teoría, se lo cuentan todo, aunque a él no le haya dado tiempo a hablarle de sus amores de verano.

- Bueno, he tenido un verano completo si te soy sincero.
- ¿Sí? ¿Muchas chicas?
- Unas doce.
- ¡Madre mía! ¡Pero que máquina! Aun que no me extraña, solo hay que verte. – Contesta Eva sonriente. No se siente incómoda al alagar a su amigo, son como hermanos. - ¡Que conste que yo te vi la primera!

Ambos ríen mientras se dirigen a la salida del instituto para poder ir a sus casas.

-Tú tranquila, mereces un buen novio.
- Lo sé, lo merezco… - Contesta irónica. – Por cierto, ¿sabes quién es muy maja? ¡La chica nueva!
- ¿¡Elia!? – Contesta él ilusionado - ¿La conoces?
- ¿Y ese interés? No hombre no, me refería a Triana. Aun que ahora que lo dices, Elia también tiene pinta de ser muy simpática.

Vaya. Triana. Ya la había olvidado. Y eso que también era plato de muy buen gusto, le atraía. Pero finalmente se decidió por Elia… Y no salió bien. Aron baja la mirada. Eva se da cuenta de ello.

- ¿Pasa algo, Aron?
- Sí, estoy harto... La he cagado. 
- No sé a que te refieres, ¿pero sabes qué? Seguro que se soluciona y todo acaba bien, como siempre.

Aron suspira. “Seguro que se soluciona”, ya claro. Para ella es muy fácil decirlo. 
No se lo cree, ahora esta perdido. Ya jamás tendrá ocasión de conocer bien a Elia, o al menos, eso cree. Esta realmente convencido de ello. Y también, realmente equivocado.

5 comentarios:

  1. Me gusta como escribes, a ver si te gusta como escribo yo. Por cierto, me siento la protagonista de esta historia! un beso :)

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  2. Muchas gracias! Tu blog está genial, me encanta, es muy original! Y sí, me encanta el nombre 'Elia' jajaja otro!:)

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  3. Hooooooolahooooooola enserio em encanta como escribes desde que vi tu blog en el estado de eva he leido todos los capitulos jejejeje
    eva y tri son lo mejor
    te sigo ya de ya
    unbesazo pasate si te aburres

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